La satisfacción obtenida del arte se acaba, obligando a la búsqueda de nuevas fuentes. Exhaustos ya los recursos fósiles —aura, forma, género, belleza— el arte de hoy funciona con biomasa (desperdicios, excrementos) o con hidrógeno —el elemento más abundante de nuestra galaxia— alcanzando teravatios hora sin cuento.
3 de septiembre de 2008
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