“El tamal es una de las comidas que hermana a los pueblos de México. Es la misma masa que se realiza, pero con muchas variantes”, considera Jorge Morales, originario de Comitán, Chiapas, y quien desde hace más de un lustro se ha dedicado a la elaboración y venta del platillo indígena en el barrio de Analco. Esta vez, con motivo del Día de la Candelaria, asegura “la crisis económica ha mermado las ventas” si se compara con años anteriores, muy a pesar de que la tradición dicta que pagará el convite de la tamalada quien el 6 de enero haya sacado un muñeco de plástico de la rosca de reyes.
La Jornada de Oriente
3 de febrero de 2009
La Jornada de Oriente
3 de febrero de 2009
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